Hacer el café, y dejar enfriar en un plato hondo. Si se usa alcohol, añadirlo.
En un bol batir las yemas con el azúcar hasta que estén muy claras y montadas. Para esto es práctico tener unas varillas eléctricas o, mejor aún, un robot con varillas (tipo Kitchen Aid). Añadir después el mascarpone y seguir batiendo hasta que esté todo bien homogéneo y espumoso, al menos 5 minutos. Reservar en la nevera.
Montar el tiramisú.
Si se hace en un molde único. Poner un poco de crema de mascarpone en el fondo.
Mojar los bizcochos en café: que queden mojados pero no demasiado: que cojan algo de café pero que no estén empapados. Disponerlos en el fondo del molde de forma regular.
Cubrir con ⅓ de la crema de mascarpone. Hacer otra capa de bizcochos mojados en café (no hace falta que se repita el esquema de la primera capa), añadir otro ⅓ de la crema de mascarpone y finalmente acabar con la tercera capa de bizcochos y crema.
Cubrir con película transparente (sin que toque la crema, a ser posible) y guardar en la nevera para que vaya cogiendo sabor.
Si se hace en porciones individuales. Poner una cucharada de crema de mascarpone en el fondo de cada vaso. Romper cada bizcocho en dos y mojarlo en el café, teniendo cuidado de que absorba bastante café pero que no se deshaga. Poner las dos mitades de bizcocho, y cubrirlas con crema de mascarpone. Hacer otra capa de mitades de bizcochos, y terminar con otra capa de mascarpone. Cubrir con película transparente (sin que toque la crema, a ser posible) y guardar en la nevera al menos 4 horas para que vaya cogiendo sabor.
Al momento de servirlo, espolvorear con cacao en polvo (con la ayuda de un colador).