Hace una semana volvía de 3 días en Barcelona llenos de cosas sabrosas y gente maja. Mucha cocina italiana, que era a lo que iba.
Que Forno Bomba esté al lado de la estación de Sants es una bendición. Focaccias italianas, bollería escandinava, cafés de especialidad.
A Parallelo dos veces fui, siempre me gusta
Ferribottu está por «ferryboat» y me encanta el nombre. Gracias Rosa Molinero por insistir en pedir las crespelle (buñuelos de masa de pizza con ricotta, anchoa y pistacho).
De Nabucco tengo la opción dulce -croissant con mermelada- y la salada -una focaccia de tomate riquísima, me encantó, el tomate era como me gusta a mí, dulce y ácido.
Lo que más me gustó de La Fame, sus culurgiones.
A falta de Santoro (DEP) La Balmesina es de momento mi pizzería preferida en España, una pena que me pille lejos.
Ostaia fue un sí rotundo. Ve por su focaccia de queso (en la foto, con plus de pesto) y quédate por la pasta rellena.
Un backstage de La italiana Rivali, tienda centenaria (literalmente, este año celebran los 120 años) de migrantes genoveses.
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