Estoy cocinando poco últimamente. La vida, la pandemia, el trabajo pero sobre todo la falta de concentración hacen que acabo eligiendo entre cocinar y todo lo demás, y gana lo demás. Es cuestión de foco, de atención; me conozco y sé que si me pongo pequeños deberes, asumibles, el mojo de la cocina vuelve.
Mojo. Suerte, encanto, habilidad con un toque mágico o sobrenatural
Hace unas semanas me encontré con un surplus de calabacines en casa ý fui a buscar entre los recetarios de casa una alternativa a las recetas de siempre. Estas zucchine trifolate al estilo de Bologna eran distintas a lo que había hecho nunca, y están sorprendentemente buenas. Una cocción distinta a la que solemos asociar al trifolato.
Trifolare. Cocinar a fuego vivaz con aceite, ajo y perejil una verdura cortada en láminas finas.
Un trifolato es esencialmente un salteado sencillo con una base de aceite y ajo. Se suele asociar la palabra a las setas, así que unos funghi trifolati son unas setas salteadas en la sartén con aceite y ajo (y a veces guindilla), pero es común hablar también de calabacines. Otro día os hablaré de la verdura a funghetto, que lleva los mismos ingredientes pero cambia el corte: mientras que en un trifolato la verdura está cortada en lonchas finas, a funghetto se corta en trozos más gruesos, no láminas. Así or ejemplo con aceite y ajo podemos preparar los calabacines trifolato (en láminas) o a funghetto (en dadotes).
En el caso de esta receta, siendo boloñesa, no podía limitarse a un simple aceite y ajo, así que dale tomate y dale queso. Ha sido curiosa de preparar y creo que volveré a hacerla, sobre todo para dar un poco más de protagonismo a los calabacines.
La receta está sacada y ligeramente modificada de «La cucina bolognese» de Monica Cesari Sartoni y Alessandro Molinari Pradelli (Newton Compton Editori), que está descatalogado y se encuentra sólo de segunda mano.
He hecho el sofrito con aceite de oliva y mantequilla, y está sin duda gustoso pero sale igual de bien sólo con aceite de oliva (eso sí, hay que poner un poco más). La cocción no es salteada, es más bien un guiso a fuego suave, que da por resultado un calabacín meloso, con todo el sabor del tomate y del queso. Para comer con un buen trozo de pan al lado.
Ingredientes
- 400 g calabacín
- 1 diente ajo
- 10 g mantequilla
- 1 cucharada aceite de oliva virgen extra
- 50 g passata de tomate o tomate triturado
- 50 g Parmigiano Reggiano o Grana Padano
- perejil fresco
Elaboración paso a paso
- Limpiar los calabacines y cortarlos en láminas finas. Lo ideal sería que fueran calabacines pequeños, de no más de 4 cm de diámetro. Si son más grandes yo a veces opto por cortarlos a la mitad a lo largo, y luego en láminas finas.
- En una sartén amplia calentar el aceite de oliva y la mantequilla (también se puede decidir hacer sólo aceite de oliva…) y sofreír a fuego suave el ajo picado.
- Añadir los calabacines y dejar sofreír, siempre a fuego suave, unos 5 minutos, mezclando de vez en cuando.
- Añadir la passata y el queso rallado, mezclar, salpimentar y cubrir. Dejar cocinar unos 20 minutos, mezclando a veces sobre todo para controlar que no se peguen al fondo. Si fuera necesario se puede añadir un poco de agua caliente.
- Al final, justo antes de servir, añadir el perejil picado.
Deja un comentario