¿Es esto apropiación cultural?
O, sencillamente, ¿estulticia?
No es el qué, es el cómo. Lo único malo en esa vitrina es la calidad del producto, porque sin haberlas probado tengo claro que esas cremas kinder, pistacho, limón y nutella son el mal; y las cañas no van a estar mejor.
El problema de los productos que viajan no es que se muevan. La cocina cambia, las tradiciones y las costumbres también, y aunque nos guste apretar fuerte los puñitos no hay mucho que le podamos hacer. Pero sí podemos pedir que sean productos bien hechos. Ojalá entonces un escaparate con cannoli de verdad (y de paso también unas cañas fritas), una hamburguesa con buen pan y buena carne, un buen ramen, una buena pizza, y así. No es el qué, es el cómo.
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