Llevo 26 años alabando las maravillas del desayuno ¿andaluz? ¿sevillano? -el de ponmeunaenteradeaceitejamón. Literalmente la primera mañana que desperté en España (el 14 de abril de 1997) me preguntaron si quería la tostada con mantequilla o aceite, y recuerdo la risa tonta que me dio. ¿Tostada con aceite? ¿Qué es eso, una bruschetta? Como siempre digo, tengo muchas opiniones, y las cambio muy rápidamente cuando es necesario. Desde 1997 soy una devota de la tostada con aceite. Si es un día tranquilo en casa, con un poco de ajo. Si celebro fuera, con jamón. Para ir sobre seguro, con tomate. El desayuno salado se ha convertido en mi mejor amigo -desde que vivo en Galicia he incorporado el pincho de tortilla, y qué maravilla.
El desayuno es realmente un concepto complejo. Es lo que ingerimos en casa antes de salir al trabajo, pero también es lo que tomamos a media mañana. Yo defiendo una comunidad desayunil entre Andalucía y la Comunidad Valenciana, donde el pan con cosas se declina de muchas formas, desde los desayunos camperos gaditanos hasta el esmorzar con sus cacaos. Yo lo veo.
En fin, que en Sevilla estos días he llegado a desayunar dos veces. No he ido a todos los sitios que quería. He tomado churros en El Comercio, tostadas en Casa Cuesta con Miguel, en Azabache con @tostadatownsev, en El Tito y en @ofeliabakery.
Me he acordado de pedir el café con leche fría, pero no de pedir el tomate aparte. En todos lados los precios han subido un montón (¿será que están pagando las cotizaciones de sus empleados?), y donde antes tostada y café te salía por 2,80 € ahora con eso pagas la tostada, y el café aparte son 1,30 €. Pero está bien, las tostadas son mi religión, todo sea por ellas.
Vuelvo a Galicia y a los pinchos de tortilla.
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