El martes de Carnaval en italiano es Martedì Grasso, el último día de fiestas, disfraces y comilonas de cosas dulces y fritas. Como contamos en el podcast de Ahítas la fritura es una constante en la repostería de Carnaval, y hay dos grandes sub grupos: los dulces crujientes -como las orellas, crostoli, hojuelas, flores, cristiones- y los dulces rechonchos como los buñuelos, krapfen, fritole y castagnole. No son iguales, no, por eso digo «grupos», que os veo venir.
En mi zona -Friuli oriental, de cultura veneta- las fritole son pequeñas o medianas. De niña no eran mi dulce favorito, en parte por las pasas (deben tener pasas, y sobre esta colina moriré) en parte sospecho porque quien las hacía no las hacía bien. En Venecia es fácil enamorarse de las fritolas rellenas, en el fondo son una especie de buñuelo relleno de nata chantilly, o de crema pastelera. Pero hacer bien unas frítole simples, con pasas, eso sí que es rizar el rizo. La masa es bastante neutra, y las pasas aportan un toque dulce y también ácido, que te permite comerlas de docenas en docenas.
La receta es de Lidia de Latte e grappa – la traduzco aquí, pero por favor id a darle like a ella y a seguirla porque me parece que sus recetas están muy bien.
Poner en remojo 100 g de pasas con orujo/grappa (si no con ron u otro alcohol fuerte).
En un bol mezclar 500 g de harina normal con 100 g de azúcar, una pizca de sal, 2 huevos enteros.
Añadir 300 g de leche con 7 g de levadura seca (o 20 fresca) disuelta, y mezclar todo bien.
Añadir la ralladura de 2 limones, las pasas escurridas y unos 30 g del alcohol. Ella pone 30 g de piñones, yo no los puse porque no los tenía.
Cubrir y dejar fermentar en un sitio cálido, tardará un par de horas.
Freír a cucharadas en aceite caliente (175-180º), secar y acabar con azúcar.
El secreto de estas fritole es la levadura de panadería, la fermentación que hace que la masa quede más esponjosa al freír y que sea más digerible para el estómago.
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