Yo no entiendo por qué hay que elegir entre panettone y roscón, pudiendo tener ambos. ¿Que el panettone nos ha roto los cabasisi (cit.) con sus variantes excéntricas? Por supuesto, igual que los roscones con churros o con sobrasada.
Yo os deseo un 2025 donde logremos abstraernos de las noticias de gastronomía inútiles (periodistas, la pelota está en vuestro tejado: dejad de hablar de noticias sensacionalistas y hablad de cosas interesantes), y centrarnos en las cosas importantes, grandes y pequeñas.

Por ejemplo, que el roscón lleve unas naranjas confitadas tan ricas como las de La Bulanxerí. O que este año en la mesa haya, sorpresa, también una Galette des rois (gracias Jacques!).


Hace dos años descubrí que la única forma de tener un roscón decente el día 6 era encargarlo yo misma. No, no voy a hacerlo: porque hay quien lo hace mejor que yo, y el 5 y 6 de enero quiero hacer otra cosa.

Jorge tuvo que ser muy bueno porque los Reyes le trajeron las zapatillas para ir a juego al concierto de Oasis en julio, además de libros variados y ropa para enfrentarse al año laboral.


Yo este año estaba sin ganas de regalos (ni hacerlos ni recibirlos) y solo había pedido muchos libros pero los Reyes dijeron ni de broma y me trajeron un vaso de Chipperfield y un calendario precioso. Y libros.
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