Tres días en Mallorca: algunas comidas, un hotel, algunas compras. Al final del texto os dejo el resumen práctico con las direcciones.
El Mediterráneo
«Cuánto daño hizo Serrat». Lo dijo Borja, los días que estuvimos en Mallorca, mientras comentábamos como muchos españoles piensan vivir en el Mediterráneo y va a ser que no. La realidad es que una parte bastante pequeña de España es mediterránea -de clima, de cultura, de cocina. Murcia, en parte, el la Comunidad Valenciana, Cataluña, Baleares. Son lugares que si vienes del mar Tirreno o incluso desde el mar Adriático reconoces como hermanos. Andalucía, aunque esté por la mitad en ese mar, mediterránea no es. Es al Andalus, es atlántica, es otra cosa. Las castillas son continentales. El norte es cantábrico atlántico. No hay nada de lo que ofenderse, son hechos. Y por supuesto no reivindico la superioridad de una cultura sobre otra.
Los paisajes de Palma podían ser los de la isola d’Elba, de la Toscana, de Lazio. El paralelo es ese. El mar, que a menudo acerca más que separa, el mismo. Entre Palma y Madrid hay la misma distancia que entre Palma y Sassari. Pero sin necesidad de medir o mirar mapas, es algo que salta a la vista y al olfato. Ese verde suave, en los campos, en los mercados, en las ventanas. Las persianas para mí fueron un golpe al corazón. Es algo que tengo tan interiorizado y que llevo tanto sin vivir que había olvidado que las echaba de menos. No son tradicionales en mi región, alpina, pero desde Emilia hacia abajo sí. Busca si no me crees en Google Imágenes: persiane toscana, persiane emilia romagna, persiane lazio, persiane sicilia.
Y de repente me doy cuenta de que nunca viví en la España mediterránea: diez años en Sevilla, seis en Madrid, doce en Galicia, siempre me he movido por el centro-oeste, entre la meseta y el Atlántico. Viendo unos mercados de Palma – Borja Triñanes nos llevó al Mercat del Olivar y al Mercat Pere Garau- ahora comprendo cómo algunos de vosotros no entendéis por qué me quejo de la verdura. ¡Qué maravilla pasar por esos puestos cargados de ese verde, y de hierbas aromáticas (¡mejorana!), las alcachofas, la ensalada al corte!
La de Mallorca fue una semi-vacación así que no giró alrededor de la comida. Porque cuando tu pasión se convierte en tu trabajo, y necesitas desconectar, va así. Pero hubo comida, y me quedo con ganas de volver a por más.
El helado de almendra de Ca’n Joan de s’Aigo. Recomendado por Cesca, por lo que leo y por lo que gusté, es una especie de granizado con almendra y/o leche de almendra. No es exactamente una granita (leche de almendra+almíbar helados), se parece un poco más a la cremolata de Módica, sin ser ninguna de las dos. Un proto helado, muy dulce y con mucho sabor a almendra (y algún tropezón).
Demasiado tarde supe que el helado de almendra se come/se puede comer junto con un cuarto, un bizcocho muy ligero, parece hecho con muchas claras y supongo maicena (algo me comentó Xaviera, investigaré). Es decir: el hermanamiento con Sicilia està ahí.
Después de haber escrito de ello en el artículo sobre desayunos y almuerzos por España tenía que probar un variat, y fui a mi fuente, Bar Casa Miss. Es posible que, viviendo en Mallorca, acabara amando la idea de mezclar todo lo que hay en la vitrina de las tapas en un plato. De momento, como visitadora externa, respeto esta costumbre -ya la siguiente vez pediré unas banderillas de hígado
Jaume de Casa Miss me regaló una botella de su vermut picante, curioso y, efectivamente, picante!
En Petra comimos en Es Celler. Correcto (excepto el pa amb oli que daba un poco de pena) y abundante, ese plato de cordero se vino casi entero para casa porque no me cabía. Fue, con un llonguet y un poco de rucola con limón, la cena de la noche.
El pa amb oli, triste.
Tocamos muy de lado el mundo de las empanadas porque el lunes estaba todo cerrado y el martes lo dedicamos a patear la ciudad con amigos. Estas dos (la foto del medio es de las mitades de dos empanadas de hornos distintos) me gustaron mucho, sin ser creo de ningún horno espectacular. Porque es importante comer también lo «normal», no solo lo excepcional. Por cierto, en Sardegna se hacen también panadas, con un relleno de cordero y guisantes
Coca de albaricoques.
Lo único que teníamos reservado en Mallorca, aparte de la habitación, era la cena en Ca Na Toneta. No sé por dónde empezar. ¿Por cuánto me gustó (mucho)? ¿Por otros temas contingentes que resonaron esa noche? ¿Por las expectativas que llevaba y cómo se cumplieron?
Ca Na Toneta está en Caimari, en el norte de la isla y a los pies de la sierra de Tramuntana. El restaurante es pequeño, y la recepción se hace al lado, en la casa familiar, donde también hay una pequeña tienda con productos artesanos que se verán después en la sala. Cerámica, textiles, cuchillos.
La sala es pequeña, amable y con aparentemente un porcentaje muy alto de clientela extranjera. Hasta el segundo plato confieso que me sentí en una publicación de Kinfolk -y no es algo bueno, por si no se entiende. Todo tan coqueto, todo tan mono, que me echo a temblar temiendo lo peor: que no sea más que eso. Hago spoiler porque aquí no gano más con el suspense: es más que eso, y es uno de los casos donde la parte estética se junta con la gustativa.
Un menú de temporada, mucha verdura, poca intervención, toques ácidos, frescos y aromáticos.
Como el plato de espinacas, gambas, pan de trigo sarraceno, polvo de mandarina.
O los guisantes (no del maresme, no lágrima: guisantes) con tartar de calamar y caldo de sobrasada.
La cigala se comía así, sin cubiertos, igual que el altillo de hojas de la foto a la derecha.
El postre, última foto, sin casi dulce: calabaza asada, con semillas de calabaza, helado de laurel y crumble.
Para acabar la comida, una infusión que escoges de una tabla de hierbas frescas: hinojo, orégano, menta, salvia, mejorana.
El menú está en 100€, más bebidas. No hay caviar, ni trufa. No hay nada innecesario. No hay snacks, no hay petit four. Un menú no demasiado largo, con mucha verdura, sencillo, con puntos de cocción cuidado, sabroso. No sé si hay que especificarlo, pero son todas cosas positivas para mí.
Como comentaba bien María Solivellas su trabajo es quitar, no añadir: con lo que tiene ver cómo montar un menú quitando cosas, eliminando elementos superfluos. Si yo fuera Jorge hablaría de Oteiza y de sus esculturas.
Para terminar esta publicación sobre Mallorca con un mix: no pretendo nunca ser exhaustiva ni hacer guías definitivas. Dejo aquí momentos, ideas, quizás sugerencias, y sobre todo los buenos recuerdos compartidos en Palma, casi de casualidad, con gente que conocemos desde hace muchos años por los azares de las redes sociales.
Cuando dije que había visto una figurita de conejo pascual (es el siurell de un demoni, lo sé!) no sabía que iba a interesarme tanto por los siurell como para volver a casa con dos! Un conejo-demonio y una Jaia Corema.
Nos quedamos en Son Sureda, un agroturismo cerca de Petra. El frío y el mal tiempo no nos dejaron disfrutar completamente del espacio, pero quedé contenta.
Qué pocas fotos saqué en Palma. Estaba demasiado ocupada charlando con alguien o esquivando otros visitadores como yo. Por favor Google una aplicación para que nos podamos distribuir mejor por el mundo.
Yo no recuerdo cómo llegó Borja Triñanes a mi vida porque fue a través de Jorge pero esto de tener conexión boirense en Palma (aunque nos hemos visto casi siempre en Abanqueiro) me hace mucha gracia. Mi alejarme del mundo de las bebidas alcohólica hace que nos quede un tema menos del que hablar, pero hay otros trescientos, así que ni tan mal.
Me encantan estas fotos porque creo que se ve todo el cariño que le tengo a Cesca y la felicidad que sentía al verla. Hubo una época en la que el mundo de los apasionados de cocina era limpio y bonito -igual que twitter- y con ella me acuerdo de cómo era.
Intentamos llegar a Cap Formentor, pero después de 2 horas de ansiedad generada por ciclistas paramos y dimos la vuelta en cuanto pudimos. Me quedo con las cabritas sueltas por los caminos y las vistas espectaculares. 10. El aeropuerto de Palma tuvo a bien trolearnos con ese cartel. Hoy me he metido en suficientes charcos, pero lo del cicloturismo hay que hacérselo mirar un poco.
Las direcciones de Mallorca de estos días
Mercados:
- Mercat de l’Olivar, Plaça de l’Olivar, Palma. Web www.mercatolivar.com / @mercatolivar
- Mercat Pere Garau, Plaça Pere Garau, Palma. @mercatperegarau
Comer:
- Bar Casa Miss, Plaça de la Constitució, 3, Sa Pobla. @barcasamiss
- Ca na Toneta, Carrer de s’Horitzó, 21, Caimari. @canatoneta
- Es Celler, Carrer de l’Hospital, 46, Petra.
- Forn Can Segura, Carrer d’Antoni Marquès, 27, Palma. @forncansegura
Compras:
- Melicotó, C. de Blanquerna, 32, Palma. @melicotostyle
- Rata Corner, Carrer d’Antoni Marquès, 34, Palma. @ratacorner
Dormir:
- Son Sureda, Carretera Manacor-port Alcudia KM 5.6, Manacor. Web www.fincasonsureda.com/
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