Pesto hay más que uno.
Cuando lees pesto a secas puedes asumir que será un pesto alla genovese, con albahaca, pero alrededor de esa idea —majar en un mortero o en la batidora algo verde y fresco, unos frutos secos, algo de queso y aceite de oliva— tienes un sinfín de opciones.

He publicado varias recetas de otros pestos: el pesto de almendras y perejil, el de calabacines, almendras y menta, o el de guisantes, pistachos y menta. O el de pimientos asados – te dejo aquí abajo todos los enlaces.



El pesto de hoy es sacado del libro de Allan Bay «Cuochi si diventa 1» (hay un 2, sí), un libro de recetas en 5 líneas, con las instrucciones mínimas y que igual tienes que tunear un poco, pero que funcionan.
Este pesto queda de un color un poco feo porque la alcachofa se procesa en crudo y es inevitable que oscurezca un poco. O quizás si hubiera sumergido las alcachofas en agua con perejil… no lo hice porque tenía prisa. En fin, el resultado final es muy rico, el sabor es a alcachofa pura. No hace falta decir que tiene que ser una alcachofa lo más fresca posible.
Para otra receta de pasta con alcachofa, puedes mirar esta:


material
- batidora, minipimer o robot de cocina
Ingredientes
- 3 alcachofas
- 3 dientes ajo
- 10 g piñones
- 150 ml leche
- 90 g aceite de oliva virgen extra
- 30 g Parmigiano reggiano o Grana Padano
Elaboración paso a paso
- Limpia las alcachofas: eliminas las hojas externas duras, corta las puntas, pela los tallos. Córtalas en láminas finas y échalas a la batidora.
- Añade el ajo, los piñones y la leche. Tritura bien.
- Añade el aceite de oliva y el queso rallado, y tritura bien hasta conseguir una textura algo homogénea.
- Ajusta de sal, y mezcla con la pasta cocida.
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