Alguien comentaba en mi perfil de Instagram que en Italia hay un dulce para cada ocasión -en este caso hacían referencia a las Minne di Sant’Agata , el dulce tradicional en Catania para Santa Águeda (aquí encontráis una receta). Aunque me parece que España no se queda atrás en cuanto a dulces o platos para todas las ocasiones, no hay duda de que en Italia es así, llegando a ser aún más estrictos quizás con cuándo se encuentran ciertas preparaciones a la venta.
La mañana del 6 de enero en los hogares de muchos niños italianos llegará la Befana – una vieja algo bruja (tiene una escoba que vuela, ya me diréis si no es bruja), fea y con los zapatos rotos, que en la noche de la Epifanía trae a los que han sido buenos dulces y un regalito, y a los malos carbón (dulce, aunque conozco a una niña a la que le trajeron rocas… de verdad).
En Roma se deja un calcetín (o unos pantis, ¡que no sea por sitio donde dejar los caramelos!), colgados del horno a falta de chimenea. La Befana como proveedora de regalos es más tradicional del centro-sur (aunque a día de hoy creo que a todo niño le llega una calza della Befana el día 6), pero en toda la península se celebra de una u otra forma la Epifanía.
En mi ciudad, Pordenone, la tarde del día 5 se hace el Pan e Vin, grandes hogueras -algo parecido a las de San Juan pero sin tener que saltarlas, y menos mal porque son realmente enormes! Se quema así simbólicamente el año viejo, representado por una vieja (la vecia). Según dónde irán las chispas se augura cómo será la cosecha del año nuevo – legado de la cultura campesina friulana y veneta, ahora una excusa más para salir una tarde fría y oscura de enero, reunirse alrededor del calor del fuego y beber vin brulé (vino caliente especiado) y comer pinza (un bizcocho compacto con harina de trigo y maíz, manzana, frutos secos y especias) .
Descubro en este artículo de La Cucina Italiana que en Piamonte toman la Fugassa d’la Befana, parecida al roscón ibérico -masa fermentada, en este caso con algunos frutos secos añadidos, y con un objeto escondido en su interior. En Toscana están los Befanini, unas sencillas galletas con azúcar de colores, y en Liguria los anicini, bizcochos parecidos a los cantucci toscanos, similares también a los pepatelli de Molise -todos de la familia de los panes dulces cocidos dos veces (de ahi el nombre bizcocho), al igual que los carquinyolis catalanes.
Al sur, desde la Campania hasta Puglia, hay distintas variantes del mismo dulce –struffoli o sannacchiudere, pequeñas bolas de masa frita y luego cubierta de miel y de azúcar de colores. Yo le veo un parecido al piñonate andaluz -la forma es distinta, y se suele tomar en Cuaresma, pero sigue siendo masa frita recubierta de miel…
Y a mí qué me traerá la Befana?
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