En una olla con agua ligeramente salada poner a cocer las patatas hasta que estén justas de punto.
Escurrirlas y machacarlas (o pasarlas por el pasapatatas).
Aplastar el ajo en el mortero con un poco de sal, y añadirlo a las patatas.
Mezclar bien, añadir la carne picada y un poco de sal, y mezclar otra vez (con un tenedor o con las manos) hasta que esté todo muy homogéneo.
Añadir el perejil, el parmigiano y el huevo.
Mezclar bien, probar de punto y añadir sal y pimienta negra al gusto.
Dejar en la nevera para que coja un poco de cuerpo.
Preparar las albóndigas, ayudándose de una cuchara o de un funderelele, haciéndolas de unos 5 cm de grosor, y compactas.
Poner a calentar el aceite en una sartén, poner el pan rallado en un plato. El aceite debería llegar a estar a más de 160ºC y no pasar de los 180ºC.
Pasar las albóndigas por el pan rallado, y ponerlas a freír. ¡Con cuidado, porque pueden romperse! Dejar que se haga la parte de abajo bastante, darle la vuelta, y dejar que se haga por el otro lado. Si se ve que son bastante sólidas, se les puede ir dando vueltas más veces.
Escurrir en papel de cocina, y salar antes de servirlas (mejor templadas o del tiempo).