Calentar el horno a 180ºC.
En un bol preparar la masa: mezclar la harina, la sale y el aceite de oliva. Mezclar con un tenedor, y añadir el agua poco a poco. Amasar con las manos hasta conseguir una consistencia lisa y elástica.
Dividir la masa en 5 bolitas (cada una tendrá que pesar entre 90 y 100 g), cubrir con un paño y dejar descansar una hora.
Descongelar las espinacas – se puede hacer al microondas o en una sartén, bien cubiertas, sin añadir más agua. Cuando estén del todo descongeladas, escurrir bien el líquido que tengan.
En un bol poner las espinacas, la ricotta, un huevo, el parmigiano rallado y el salchichón en tropezones y mezclar todo. Si se quedara algo reseco, se puede añadir otro huevo.
Estirar la masa: coger las bolitas de masa y estirarlas de una en una, hasta que estén muy finas. Obtendremos cinco discos que tendrán que poder cubrir el fondo y los lados del molde.
Cubrir el fondo del molde con papel horno y disponer la primera hoja de masa. Pincelar suavemente con aceite de oliva, y cubrir con la segunda hoja.
Estirar una tercera hoja. Rellenar el molde con la mezcla de espinacas, y cubrir con la tercera hoja. Pincelar de aceite de oliva, estirar las siguientes dos hojas y proceder de la misma manera. Tendremos entonces dos hojas abajo y tres arriba. Se pueden hacer más y ponerlas al gusto.
Presionar bien el borde del molde para que la masa adhiera bien, recortar la masa en exceso con un cuchillo y cerrar haciendo un cordel (como una empanada).
Hornear hasta que esté bien dorado (unos 30-45 minutos). Es mejor servido del tiempo.