Masa: disolver la levadura con unas cucharadas del agua y una cucharada de la harina. Dejar reposar hasta que se formen burbujas.
Tamizar la harina que queda en un bol y añadir la levadura.
Añadir lo que queda del agua, poco a poco, trabajando la masa cada vez, para que absorba bien el agua. Al final incorporar 2 cucharadas de aove.
Amasar bien la masa hasta que esté elástica. Reservar en el bol, cubrir con un gorro de ducha (o un trapo húmedo) y dejar que suba en un sitio templado. Con 25 g de levadura tarda una hora o poco más.
Lava, separa y seca las uvas.
Pon el horno a 180ºC. Forra una bandeja de horno con papel sulfurizado.
Divide la masa en dos trozos, uno ligeramente más grande que el otro.
Estira el más grande, en la encimera enharinada, del tamaño de la bandeja, y de 1 cm de espesor o menos. Ponlo en la bandeja, estirando con los dedos.
Distribuye 1/3 de las uvas encima de la masa y espolvorea con 2-3 cucharadas de azúcar y una vuelta de AOVE.
Estira la otra masa y cubre las uvas, cerrando los bordes como si fuera una empanada, cogiendo la masa de abajo y pinchándola con la de arriba.
Con los dedos hacer hoyitos en la empanada. Cubrir con el resto de la uva y otras 2-3 cucharadas de azúcar.
Acabar con 2-3 vueltas de AOVE y hornear unos 30 minutos. Se come templada o del tiempo, y mejor recién hecha.